lunes, 22 de noviembre de 2010

Día cero: la decisión.

De toda la vida tengo entendido que los adornos navideños debían colocarse en las casas allá por el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.

No hay que ser un lince para darse cuenta que de unos años a esta parte, las grandes superficies han ido adelantando poco a poco la decoración y la venta de productos típicos para abarcar más tiempo y ganar más y más y más dinero con la excusa. Pero es que esto ya se está pasando de castaño oscuro...

Hasta el año pasado, si mi memoria no me falla, la cosa se había adelantado tanto, que a finales de septiembre (o principios de octubre) ya vendían turrones y polvorones en los supermercados. Me parecía que tenían una jeta muy grande, pero entendía que lo suyo es hacer negocio y como los dulces me pirran, no me terminaba de molestar.

Este año la cosa ha sido diferente. La moda de Halloween, cada vez más integrada en nuestra sociedad (nos guste más o menos), ha contribuido a que la navidad haya tardado unas semanas más en llegar a las estanterías de las grandes superficies.

Hasta hace tres semanas contemplaba con estupor y alivio a partes iguales que habían sustituido los turrones perrunos de la temporada pasada por adornos de calabazas y chucherías de temática "siniestra". Pero lo de hoy me ha dejado completamente picueta...

Volvía de la facultad con más hambre que un perro chico, así que aprovechando que el Mercadona me pilla de paso y a escasos veinte metros del portal de casa, he pasado a comprar el pan. Cuál ha sido mi sorpresa cuando nada más cruzar las puertas mi oído ha empezado a reconocer una melodía poco acorde con la fecha que marca el calendario. Sí, señoras y señores, estaban sonando los primeros villancicos del año en versión techno-house-pop (que diría mi amiga Eva). Con el estupor floreciendo de mis entrañas, he echado un vistazo rápido a mi alrededor y he comprobado que absolutamente todo el Mercadona estaba adornado con campanitas rojas y hojas verdes al más puro estilo "Navidad en iu-es-ei".

Mi furia asesina no ha tardado en aparecer, y antes de que llegara a la caja con la barra de pan ya iba maldiciendo el ansia viva por vender a toda costa. Cuando salía de allí pocos minutos después, ya lo tenía decidido: iba a luchar por no volver a entrar a un establecimiento decorado navideñamente hasta el día 8 de diciembre, día a partir del cuál, según marca la tradición, ya se pueden poner los adornos y belenes en las casas.

A lo largo de la tarde he seguido reflexionando sobre mi decisión, pensando que no debe ser muy difícil sustituir las medianas y grandes superficies (Mercadona, Día, Eroski...) por las tiendecillas de barrio, las de toda la vida. Puede que tarde más en encontrar algún producto, puede incluso que me cueste un poquito más caro, pero voy a intentar cambiar la comida envasada que sabe a cartón por comida de calidad, productos de la tierra. Voy a intentar contribuir a mejorar el medio ambiente comprando productos que no vienen del otro lado del océano, si no que vienen de las huertas de la provincia.

Hoy he comprado pan en Mercadona, así que hoy debe ser el día cero. La teoría dice que si estás 21 días haciendo algo, ese algo se convierte en hábito. ¿Conseguiré llegar al 14 de diciembre consumiendo responsablemente? Si es así, ¿conseguiré librarme de la dependencia de los super o hipermercados? A partir de mañana: la respuesta por fascículos.

Un cordial saludo,

La clienta espeluznada.

4 comentarios:

  1. Jum... eres peligrosamente cabezona, así que quizás pases los 21 días de responsabilidad...

    Pero no, no vas a ser capaz de no ir nunca más a un supermercado.

    ResponderEliminar
  2. Librarme de la dependencia no es lo mismo que romper definitivamente toda relación con los supermercados. Algo de realismo alberga mi cabeza... :D

    Quiero conseguir estar 21 días sin comprar nada en ninguno, y después, pisarlos sólo lo justo. Si encuentro alternativas para conseguir cualquier producto, no creo que luego me resulte difícil mantenerme en esa línea. Y si no, algo aprenderemos del experimento... :D

    ResponderEliminar
  3. Acabo de conocer tu blog y me he leído todos tus post... sí, tengo mucho tiempo libre...
    Me encanta tu idea de sustituir los grandes supermercados por las tiendas de toda la vida, así contribuyes a la economía local y aumentas tu calidad de vida (mejores productos, más sanos y más naturales). Aunque seguramente esté afectando a tu bolsillo, creo que vale la pena. Te deseo mucha suerte en tu periplo y un aviso: los adornos de Navidad comienzan a ponerse el día 8 de Diciembre, día de la Inmaculada Concepción... el día 6 es el día de la Constitución, y no ostenta tal tradición.
    Por lo demás suerte ^^

    ResponderEliminar
  4. Gracias Teresa. Patón el mío con las fechas! Virgensantísima! (Espero que dios me perdone esa confusión tan tonta, que además corrijo de inmediato! :D)

    ResponderEliminar